Eggert Gustavs – Pintor y artista gráfico alemán

06.10.1909   Nacimiento en la casa parroquial de Kloster en la isla de Hiddensee, situada en el Mar Báltico, como hijo menor del Pastory Orientalista Arnold Gustavs y su esposa Helene Gustavs (apellido de soltera Lützow).
1919 – 1928 Escuela primaria en Stralsund
1929 – 1930 Estudios de carpintería en Hamburg
1930 – 1932 Estudios de Arquitectura en la Landeskunstschule en Hamburg (Escuela Superior de Bellas Artes)
1933 Puesta en práctica de los estudios de arquitectura y continuación de los mismos en la Bauhaus de Berlin, donde establece contacto personal con el artista Wassily Kandinsky. Con el cierre de la Bauhaus prosigue su formación autodidacta como pintor y dibujante gráfico.
1934 Comienzo de su actividad libre como artista plástico. Matrimonio con la bailarina y profesora de danza Irene Tourneau en Neuruppin.
1939 Dibujante técnico
1942 Llamado a servir en el ejército (Defensa Antiaérea), herido y prisionero de guerra.
1947 Liberado de la prisión de guerra soviética
1948 Convalescencia en Hiddensee y continuación del trabajo autónomo en Neuruppin.
1951 – 1952

Construye su casa en Neuruppin para su familia numerosa de seis hijos.
Desde entonces cada mitad estiva de año trabaja en su estudio artístico en la „Casa Gustavs“ en el Hiddensee, mientras que la mitad invernal del año en su atelier de Neuruppin.

13.01.1996 Eggert Gustavs fallece en su casa de Neuruppin. En el cementerio de Kloster (Hiddensee) se encuentra su tumba bajo una lápida con signos esculpidos por él mismo.
2009 Exposición conmemorativa del centenario del nacimiento en Neuruppin y en el Hiddensee.
Con ocasión del 100 aniversario de Eggert Gustavs su obra artística ha sido objeto de reconocimiento con la publicación del libro „Eggert Gustavs – Vida y obra de un artista del Hiddensee“.

La vida del artista

El pintor y dibujante alemán EGGERT GUSTAVS (1909 – 1996) se cuenta entre los más significativos representantes del grupo de artistas de Hiddensee. La isla de Hiddensee, situada en el Mar Báltico y calificada en múltiples ocasiones como la “isla de pintores y poetas”, fue su hogar. Ya desde los años 20 esta isla atrajo a numerosos artistas y personalidades relevantes. El joven Gustavs conoció a muchos de ellos personalmente.

Pintores como Willi Jaeckel y Elisabeth Büchsel o famosos actores y actrices como Elsa Wagner, Asta Nielsen, Otto Gebühr y Joachim Ringelnatz solían pasar temporadas en Hiddensee. Allí frecuentaban junto con otros artistas la casa de los padres de Gustavs, el pastor y licenciado en asiriología, Arnold Gustavs, y su esposa Helene. Estos ilustres invitados daban un toque de distinción a la vida veraniega de la isla, algo que impresionó y motivó al adolescente Gustavs, tal como la amistad de su padre con el gran escritor y Premio Nobel alemán, Gerhart Hauptmann. Gustavs creció así junto con sus tres hermanos en un ambiente cosmopolita y abierto tanto a las artes como a la ciencia.

El sueño de convertirse en arquitecto lo llevó a Hamburgo, donde estudió en la Landeskunstschule (Escuela Superior de Bellas Artes), en la que, sin embargo, pronto se sintió limitado estilísticamente, temiendo no poder dar un estilo propio a sus obras. Asimismo, la pintura y el dibujo fueron captando cada vez más su interés. En la Bauhaus de Berlín Gustavs conoció a Vasili Kandinsky, cuyas clases magistrales y relaciones con los representantes más sobresalientes del Vanguardismo en todo el mundo, le fascinaron. Kandinsky fue el único artista de su época que Gustavs reconoció como modelo. Tras el cierre de la Bauhaus, Gustavs decidió finalmente seguir su trayectoría artística en solitario, como autodidacta y artista autónomo.

Aunque su vida estuvo marcada por numerosas enfermedades, pudo alcanzar la avanzada edad de 86 años gracias a una férrea disciplina y un austero modo de vida. En varias ocasiones logró sobrevivir gracias a un golpe de suerte. Este fue el caso por ejemplo en 1945, cuando pudo salvar su vida en medio del fuego de lanzagranadas gracias a unas fotos de familia en la cartera que llevaba en el pecho y que pararon la metralla.

Eggert Gustavs, como buen isleño, fue literalmente un pintor de Hiddensee. Su amor por su terruño impregnó siempre su obra. Nadie ha conseguido captar la isla con su belleza áspera y su oculta dulzura tan magistral y expresivamente, mediante tal variedad de motivos y ambientes y utilizando una diversidad de técnicas parecida.

Aunque la acuarela y el grabado en madera fueron sus medios expresivos más importantes, y en este sentido cabe destacar el gran abanico de técnicas utilizadas, desde la acuarela más delicada pasando por la impresión hasta el grabado en madera o linóleo, nítido y de gran fuerza expresiva, no deja de sorprender la gran versatilidad de este artista. Eggert Gustavs creó siempre obras inconfundibles, tanto en el caso del dibujo con pincel o a pluma, al óleo, a pastel, a lápiz, el grabado en vidrio o la talla en madera. Especialmente en los retratos y en las caricaturas quedó plasmado su afán por capturar lo típico con medios artísticos. A Gustavs le fascinaba, en sus propias palabras, “la cara del paisaje” y “el paisaje de la cara”.

Miles de personas han visitado a lo largo de décadas la exposición permanente en el taller del artista en la HAUS GUSTAVS (Casa Gustavs) en Hiddensee y, viendo las obras expuestas y en medio de animadas conversaciones, no solo sobre el arte, los artistas o la isla, han sentido cómo se detenía el tiempo. Eggert Gustavs fue siempre un conversador carismático, abierto y tolerante, interesado e interesante para sus huéspedes. Le cautivaban los aspectos más variados de la vida, del mundo y de la existencia, también la palabra y el idioma. Basándose en su humor y su experiencia vital compuso muchos poemas, fábulas, aforismos y juegos de palabras.

Durante muchos años, Eggert Gustavs repartió su trabajo y su residencia entre Hiddensee, donde pasaba los veranos, y Neuruppin (en el Estado Federado de Brandeburgo), donde vivía el resto del año con su esposa, la bailarina y profesora de danza Irene Tourneau-Gustavs, y sus seis hijos. Aquí captó en numerosos cuadros el sosiego y la serenidad del paisaje, los lagos y los bosques de esta región que se llama ‘la Suiza de Ruppin’ y que Theodor Fontane describió en sus Wanderungen durch die Mark Brandenburg (Paseos por la Marca de Brandeburgo). Gustavs encontró otros motivos de inspiración para su obra en los Alpes del Alto Adigio, en Francia y en las montañas del Harz, pero sobre todo en su amada isla de Hiddensee.

En el taller de su casa, situada a orillas del lago de Neuruppin, el artista se dedicó a pintar, grabó nuevas obras en linóleo y madera y elaboró manualmente postales con cientos de reproducciones diferentes de sus cuadros. La venta de miles de estas postales fomentó la popularidad de Gustavs. Su trayectoria artística estuvo caracterizada por una enorme perseverancia, una gran fantasía y una inagotable creatividad, unidas a un alto grado de autocrítica con respecto a su trabajo.

En 1994 Eggert Gustavs donó una parte significativa de su obra al museo de Hiddensee. En 1996 se apagó la vida del artista. No lejos de su casa natal, en el pueblo de Kloster, en Hiddensee, Eggert Gustavs encontró su último descanso bajo un bloque de piedra grabado por él mismo.

Con motivo del centenario de su nacimiento se rindió un reconocimiento a su obra con la edición del libro Eggert Gustavs – Leben und Werk eines Hiddenseer Künstlers (Eggert Gustavs, vida y obra de un artista de Hiddensee). Con tal ocasión, dos amplias exposiciones en el Museo de Neuruppin y en el Museo Regional de la Isla de Hiddensee mostraron en 2009 unos 150 trabajos de la polifacética obra del artista.

Con la exposición dedicada a Eggert Gustavs que se celebrará del 17 de junio al 18 de julio de 2010 en Barcelona, metrópolis española del arte, va a homenajearse una vez más en lugar destacado la obra de este relevante pintor y dibujante. Tras visitar una exposición de Gustavs en Alemania, el Presidente del Real Círculo Artístico de Barcelona, el profesor Fèlix Bentz, invitó a la Eggert Gustavs Gesellschaft e. V. (Sociedad Eggert Gustavs) a presentar una muestra de las obras más representativas del artista en la venerable sede del Real Círculo Artístico. El Presidente de Honor de esta entidad cultural, fundada en 1881, es el Rey de España, Juan Carlos I.

Karsten Gustavs

1932

En el “Künstlerklause”

1934 con su esposa Irene

1979 con su esposa Irene, Foto: Ebel-Löffler

Bodas de oro, 1984

Eggert Gustavs con su hermana Annalise

Eggert Gustavs rara vez pintaba al aire libre

1970

1991

1962

„[…] durante una expedción con 5 compañeros [frente oriental en 1945] nos encontramos con una lluvia de proyectiles. A mí me alcanzo una cantidad enorme de metralla, sobre todo en la mano, cuello y a través de la mejilla en la boca. […] En definitiva lo que me salvo la vida fue el fajo de fotos de familia que llevaba en el bolsillo de la camisa. Sin él, el trozo de metralla me hubiese impactado directo en el corazón. Después de varios días me encontré el trozo atrapado entre el fajo de fotografías.”

Eggert Gustavs

Comentarios

Eggert Gustavs, entre Hiddensee y
Neuruppin por el Josep Fèlix Bentz, President del Reial Cercle Artístic de Barcelona

[…] De una forma muy personal y elegante, Gustavs consigue integrar en su repertorio visual imágenes y representaciones simbólicas de su vida cotidiana así como también de sus preocupaciones provenientes del desarrollo intelectual. […] Imágenes en la que se hace evidente su experiencia o actitud de distinguir entre un mundo lucido y otro sombrío e íntimo, entre la imagen y su contenido, lo existente y lo ficticio, incitando al espectador a llegar más lejos que la simple apreciación de los aspectos circunspectos y estimular en él la reflexión. […]

En cuanto a la iconografía podemos comprobar como sobresale una habilidad especial: la representación de retratos, paisajes y también de dibujos “animados”. Estaba fascinado, como él mismo decía, de la “cara del paisaje” y del “paisaje de la cara.” Otra gran característica que creo digna de mencionar es el hecho de que trabajaba profundamente con la experimentación de la memoria visual, tal y como lo había realizado el mismo Joan Miró en su aprendizaje en la barcelonesa academia de Francesc Galí, la cual fue desarrollando de forma detallada y precisa. Un dibujo es una imagen que refleja un tema – muchas veces de forma muy simple – sólo con líneas y trazos. Esto difiere de la pintura, que se presenta normalmente a través de la utilización del color y los valores tonales. Eggert Gustavs trabaja el dibujo generalmente de forma monocromática y a mano alzada, destacando y conformándose así un dibujo simple, donde prevalece el contorno del motivo.

Cabe destacar ese proceso de simplificación que se va produciendo durante su progresión en su trayectoria profesional, ya que en un inicio, cuando Eggert Gustavs realiza sus primeros dibujos, eran elaborados con gran y minucioso detalle. Hay que decir que estos primeros bocetos configuran un punto de partida para el trabajo futuro que irá depurando y simplificando hasta llegar al punto de máxima precisión en la ejecución. De Eggert Gustavs podríamos encontrar infinidad de interpretaciones plásticas y conceptuales, incluso metafísicas. Lo que si es cierto es que Eggert consigue ofrecernos una amalgama de emociones y sentimientos que confecciona un rico y variado lenguaje plástico garantizando una confluencia con pluralidad de lecturas. Su obra se muestra vinculada estrechamente al contexto vital de su personalidad, presentadas en obras de pequeño y medio formato copiosas de calidad y con una fuerte carga pasional. El grafismo y el simbolismo son elementos indispensables y necesarios que se combinan seductoramente en diferentes variaciones similares y disímiles. Resultado de todos estos elementos surge una obra creativa, de gran ambición conceptual, huyendo de los elementos narrativos superfluos, concentrándose en el pensamiento estructural más puro, más absoluto, en definitiva, más creativo y más integro.

Artista equilibrado en el resultado final de la composición, utiliza referentes directos al simbolismo que se aseveran como eséncia primordial en su obra, dando como resultado una trayectória llena de contenido, sensibilidad, y dotada de gran personalidad. Siempre humilde y no endiosado, solo un hombre que pinta y vierte a través de su pincel algo propio, proporcionado y epistémico. Con un espíritu inquieto, Eggert Gustavs se ha revelado como un artista avanzado a su tiempo demostrando la necesidad de experimentar constantemente sus propios principios, tanto técnicos como conceptuales. Este hecho motiva seguramente su expectación por lo desconocido, por lo inédito, por lo inexplorado, y de ahí su constante y plural ejecución en todas las técnicas que tan bien ejecuta.

Surge así una personalidad presentida e instintiva, un creador enérgico y honrado, sin
vacilaciones, con un lenguaje sin fisuras por donde pueda filtrarse lo redundante y superfluo, definitivo, categórico, a la vez que suelto y místico. […]

Eggert Gustavs, un maestro de la poesía plasmada en pintura y dibujo
por el Prof. Dr. Phil. Guido König, Saarbrücken

Eggert Gustavs es un artista plástico que expresa en una clara y marcada modernidad toda su capacidad pictórica y su riqueza gráfica. […]

La poesía de las obras de Gustavs queda patente en todo su esplendor en las acuarelas sobre el paisaje y el mar, sobre edificios y árboles. A primera vista producen el mismo efecto apaciguante que las pinturas figurativas tradicionales. Contempladas más detenidamente resultan sin embargo inquietantes. El acorde de ambas esferas permite al observador participar en un proceso de vivencia simbólica fascinante. Las múltiples percepciones unidas a esta vivencia de la interacción entre el espacio del objeto y la superficie del cuadro provocan una experiencia extática. El embeleso de este éxtasis y de la magia poética parecen surgir de la luz. Según la dirección de la misma se ilumina una característica u otra de los espacios y sus objetos. Contrastes de claroscuro, aplicados cuidadosamente, reflejan los cuadros. El color y la claridad de los trazos resaltan a la luz, por lo que puede hablarse de “cuadros lumínicos” líricos. Resulta asombroso lo uniforme y diverso que aparece a las variaciones de la luz el paisaje de Hiddensee y de Neuruppin según los diferentes estilos y efectos.

El problema de la objetividad anímica con la que una obra de arte se sostiene o se desmorona se plantea en cada cuadro y dibujo. La vinculación con lo común y la relación con lo particular se entrelazan inconfundiblemente. El pintor consigue dar a sus cuadros una levedad etérea. El observador vive una experiencia reconfortante que puede conducir a una metamorfosis, un cambio, una transformación que se producen en sosiego. Este es el proceso que el arte, al igual que el amor, son capaces de provocar. […]